El mejor antidoto conntra el esceptisimo es la ilusion
Rosario, Diciembre 2011
Perseguí un sol mas grande, con un pulgar mas chico. Vi en la tranquilidad del Paraná quel tiempo no era mi aliado, mas no era mi único enemigo. Por las calles qu(h)e tanto escrito caminé como nunca antes, y me abracé a ilusiones de vapor. Probé, no probé, fui, vine, vine, fui y comencé a escribir algo a lo quele falta 58 capítulos. Ni uno mas, ni uno menos. Se hizo de noche y abrí los ojos, se hizo de día y los mantuve abiertos. Así anduve nueve tardes y ocho mañanas. Cuando por ultima vez anochecio y supe que(h)abría de volver encandilado, con la cara quemada y la insatisfacción del encuentro frustrado, comprendí quen la búsqueda del antídoto contra el escepticismo, el desencuentro queno mata la ilusión de vapor perdida por calles angostas. era mi amigo mas cercano. Es queme deja, aunque sea por un año mas, con el deseo de querer sentarme otra vez en la barranca de un Paraná callado, a esperar quea mis espaldas susurre las letras de una ilusión cualquiera o una esperanza vaga, queme empujen de nuevo, a comenzar a buscarla.
Rosario, Diciembre 2011
Perseguí un sol mas grande, con un pulgar mas chico. Vi en la tranquilidad del Paraná quel tiempo no era mi aliado, mas no era mi único enemigo. Por las calles qu(h)e tanto escrito caminé como nunca antes, y me abracé a ilusiones de vapor. Probé, no probé, fui, vine, vine, fui y comencé a escribir algo a lo quele falta 58 capítulos. Ni uno mas, ni uno menos. Se hizo de noche y abrí los ojos, se hizo de día y los mantuve abiertos. Así anduve nueve tardes y ocho mañanas. Cuando por ultima vez anochecio y supe que(h)abría de volver encandilado, con la cara quemada y la insatisfacción del encuentro frustrado, comprendí quen la búsqueda del antídoto contra el escepticismo, el desencuentro queno mata la ilusión de vapor perdida por calles angostas. era mi amigo mas cercano. Es queme deja, aunque sea por un año mas, con el deseo de querer sentarme otra vez en la barranca de un Paraná callado, a esperar quea mis espaldas susurre las letras de una ilusión cualquiera o una esperanza vaga, queme empujen de nuevo, a comenzar a buscarla.
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