miércoles, 27 de febrero de 2013

Carta 11 - La nochevieja

Carta 11 - La NocheVieja

"Be my lover/my lady river/can I take ya/take ya higher"

Bella mia, 

Los fuegos iluminan el cielo como iluminan las almas los momentos de debilidad. Y yo miro atento. Una rafaga amarilla que asciende se divide en ocho y luego una verde en seis. Y mientras mi sombra se prolonga sobre si misma debajo del Diwali de las nubes, yo enciendo un cerillo que proyecta el cigarro sobre la mesa, y hace que mis dedos, mezclados con el verde, el rojo y el naranja, se vean poco mas que amarillos.

Porque debe el amor ser perenne, Bellamia? Me pregunto bajo esta lluvia de luces que me oscurecen. Sera el paraiso un lugar donde todo es efimero? Donde el amor de una mujer dura lo que una mirada en el metro de Tokio, o el tiempo de escribir una carta en la Olivetti de una habitacion de hotel de Nueva York? 

Llueve en Nueva York, Bellamia. Llueve una nieve continua y finita que me hace sentir las grietas entre los dedos, sobre los dedos, en la palma de la mano blanca como el fondo de un tunel imaginario. Cuando guardo la palma de la mano en los bolsillos suaves de polar oscuro, la nariz parece querer caerseme; como si todo el frio destinado a mis manos intentase ahora, hacer centro en mi cara. 

Porque debe ser el amor duradero, Bellamia? Porque no puede un simple recostar la oreja sobre la espalda de una musa de tez oscura; y acariciar su dorso de los hombros al fondo, inundandose uno de su olor a fabula que es en realidad a madera mezclada con caramelo. 

Camino por Hauston (que se dice como suena y no como se escribe) y antes de alcanzar a Nolita el mundo se transforma en una selva. Crece el verde a mi lado y canta un grillo, y luego otro y despues, otro. Y es la repetecion ciclica del canto lo que me aterroriza; Dios sabe bien porque. En el paseo que se extiende, me consume el olor a clorofila, Bella, y cuando quiero acordar me de algo mas, los grillos son una parte integra de mi oido y mi oido una parte integral de esta selva que me crece a cada costado, derecha-izquierda, izquierda-derecha. Entonces, no puedo ya escucharte, Bellamia. En esta selva ruidosa, se me ha hecho un ciego silencio de vos y ahora no se ya si suenas en Farsi o Frances o simple argentino-espaniol.

Porque debe el amor ser algo trascendente, Bellamia? Porque debe elevarse y mantenerse u hacerse un son dispuesto a perdurar en el tiempo, como se mantiene un libustro viejo, al costado de una carretera mas vieja aun. 

Suenan las campanas de la noche vieja; Bellamia y tu mirada inexistente se clava en el suelo de baldosas grises inmensas no rodeadas ya de selva. No puedes mirarme y no puedo verte. Y prolongamos a traves del silencio la idea de que juntos somos un universo diferente de cielos violetas y espacios infinitos, inocupados, atemporales, silenciosos; expandiendose, volviendose sobre si mismos, sobre si mismos que somos nosotros, parados el uno frente al otro, sin mirarnos ni vernos, en silencio. 

Porque debe el amor ser eterno e indestructible, Bellamia? Porque no puede ser el entrelazar mis dedos en tu pelo y clavar mis unias en tu cabeza apenas nos conozcamos: aferrandome luego a tu brazo derecho mientras tu mano se cuelga de mi campera como quien desea acercarse sin hacerlo demasiado. Como quien susurra te amo en una mimica muda de labios que no desean ser escuchados. 

Aferrados hemos aprendido a vivir a todo lo que nos rodea, Bellamia; a lo 'mio' que son 'mis' cosas y al amor de 'mi' vida. Porque debe el amor pertenecernos para siempre Bellamia? Y si el amor no fuese 'mio'; ni tuyo, ni de uno, ni de nadie; si no nos perteneciese, Bellamia? Y si el amor fuese una particula ajena que se detiene y flota y se detiene y vuelve a flotar como una mariposa que se posa efimeramente sobre una flor que la mira atonita y que sabiendo de su partida, inimutable la deja, sobre si, llegar, operar, permanecer y partir con el presentimiento mediato de que alguna otra mariposa llegara para surtir el mismo efecto, repetir la misma secuencia. 

Caminan mis dedos por la nuca de una princesa pequenia que es belga o quizas espaniola y se llama Elisa o Rada o algo con 4 o 5 letras. Y se hunden mis unias en el suspirar de sus ojos cerrados, de su cabeza recostandose hacia atras, de su boca apenas entreabierta. 

Queda tiempo para poco, Bellamia. Lo adivino mientras mis dedos y su pelo, delunootro se van haciendo lontanos; se van disociando; mientras la conexion desaparece y volvemos a ser ella princesa y yo mano. 

El tiempo que se acaba corre cuesta abajo como agujas que se sueltan. 

El amor de madrugada se me escapa por la rejilla de este otro año mas que se disuelve entre nombres de meses que dejan de tener sentido. 

Mi mano se separa de tu cabeza. 

Se desvanece Nueva York y se va el frio. 

La selva ya no es verde ni las baldosas grises. 

Se esfuma tu acento tierno, tus eses recortadas; se van tus hombros magros, tu perfecta sonrisa dispensada en cuenta gotas. 

Y me quedo sentado. 

Bajo un cielo de luces, veo prolongar la sombra de mi dedo amarilla por antonomasia y pienso en lo temporal de este momento, en lo no perenne del amor incomprendido, de las palabras que esbozo, de la noche que ya no es vieja, de tu imaginaria sonrisa inolvidable. Desaparece la luz y con ella el dedo y su sombras y el suspiro de las ultimas partículas intangibles de este amor que no es amor, sino mas bien el sueño inconcluso de que en alguna noche o día, a la vuelta de una luz o una sombra voy a encontrarte de verdad, en esta vida.

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